viernes, 21 de octubre de 2011

POLÍTICA Y LUCHA POR EL PODER

POLÍTICA Y LUCHA POR EL PODER

Los primeros partidos políticos se organizan en Inglaterra (S. XVII),  y en Francia, aunque existen antecedentes partidistas en Grecia. La aparición del partido, en el sentido actual, está ligada a grupos políticos con ideologías propias e independientes y se sustenta en sus seguidores hasta convertirse en la base de las democracias parlamentarias.

El partido se financia generalmente con las cotizaciones de los afiliados y con las aportaciones de entidades afines. La máxima autoridad de un partido radica en el congreso, que se reúne para elegir sus cargos directivos y sus comités nacionales.

El partido ofrece un programa de gobierno, para que los ciudadanos conozcan el modelo de política que ha de seguir en el caso de llegar al poder. Provisto de personalidad jurídica, reconocida por el derecho público, sus objetivos se encaminan hacia la orientación, dirección y control de la actividad política, jurídica y estructural del Estado.

Los partidos que están en nuestro país que han participado en la discusión pública con las ideologías que se hacen sentir en el mundo de hoy: socialdemócratas, socialcristianos y marxistas, entre estos están: Partido Popular cristiano, Partido Aprista Peruano, Acción Popular, Fuerza 2011, Partido Nacionalista Peruano, asimismo diversas alianzas políticas que generalmente se realizan para participar en elecciones como Gana Perú, Unidad nacional, etc., todos ellos tienen una estructura partidaria, una ideología y propósitos sociales de acuerdo al grupo social que representan, también se denominan partidos de derecha, centro y de izquierda.

Esta denominación derecha, centro y de izquierda, se refiere a la instalación que tenían en el Congreso después de la Revolución Francesa los representantes, en el recinto parlamentario,   tal que la ubicación de la derecha, la tenían los herederos del régimen conservador y la izquierda los representantes del pueblo como los obreros, campesinos, artesanos, etc., que siempre fueron la mayoría, pero los representantes eran pocos.
La importancia de los partidos políticos es que por medio de ellos el pueblo  tiene una representación en el parlamento por el cual por medio de un electo por el pueblo hablara por los problemas de su región.  También por medio de ellos salen a la vista del estado los candidatos a elección, tanto congresistas, alcaldes, presidentes regionales y presidente de la república.

Los partidos políticos conservan su importancia mientras los mismos candidatos conserven su honestidad, su pacificación. Hoy en día las personas han perdido la credibilidad sobre los partidos políticos por los desastres en que han dejado en la realización de sus deberes, es por ende que buscan un cambio radical en el gobierno que nos represente.

Una forma de acabar con la perversión política es, desenmascararla, usar las herramientas que ofrece el derecho para identificar culpables de delitos vinculados a la política o de actos de corrupción en torno a ésta, y luego sancionarlos, con ello evitar la impunidad y dar ejemplo a los actores políticos, para tender a que el debate por el poder sea más limpio y transparente, y a que el ejercicio del poder se centre en favorecer a la gente, que es lo que la sociedad espera. Sin embargo, las instituciones jurídicas muchas veces sucumben a las fuerzas políticas que las absorben y las ponen a funcionar a su servicio, y no al servicio de la ley, por lo que esa herramienta va perdiendo su funcionalidad en esta materia.

Si el extremo de la lucha ilegítima por el poder es la eliminación del contrario, entonces la forma de contrarrestarlo es hacer que el actor de la política seamos todos, pues no se puede eliminar a todos. Si alguien pretendiera hacerlo se le acabaría el negocio de la política, se quedaría sin clientes a los que prestar su mal servicio.

Que el actor de la política seamos todos, de eso se trata la participación.
Cuando aquí nos referimos a la política lo hacemos en términos amplios, es decir, abarcando todo lo que tiene que ver con la dirección de asuntos públicos manejados desde las instancias de poder. En este sentido amplio, la participación política no está vinculada sólo a la política electoral, es decir, a las formas de llegar a ocupar los cargos de elección popular, sino que abarca también el control y la colaboración con la gestión pública en general. Es decir, se puede participar perteneciendo a un partido político que persiga que sus miembros lleguen a los puestos de presidente, alcalde, congresista, alcaldes, pero también se puede participar haciendo seguimiento y control de la labor que desempeñan estas y otras autoridades públicas, electas o no, como los Ministros, funcionarios de las Contralorías, estadales y municipales, Defensoría del Pueblo, Tribunales. Se puede incluso controlar a los contralores.

Se puede pensar con acierto que se trata de tareas que superan las posibilidades de los ciudadanos.
 Solo una sociedad organizada tiene capacidad de dar respuesta a semejantes retos. Es a través de la suma de pequeños esfuerzos que puede llegarse a construir una red de acumulación de información que permita a la población formarse criterios sobre el desempeño de la gestión pública. La fortaleza está precisamente en la variedad y pluralidad de fuentes de información, y en la credibilidad que estas tengan ante la sociedad. Lo más importante como primer paso es asumir lo público como “lo que es de todos” en lugar de asumirlo como “lo que es de nadie”, en la medida que se de ese primer paso puede continuarse con hacer aportes desde las organizaciones ya existentes, que desarrollan labores que pueden dejar de ser aisladas.

Un ejemplo es asumir como factor importante de aporte a la sociedad el potencial del estudiantado, cuyos trabajos pueden orientarse hacia el fortalecimiento y apoyo al trabajo que desempeñan las organizaciones de la sociedad, pueden retroalimentarse de la información que estas manejan, y pueden además ser factor de difusión de esa información.

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