GESTIÓN EDUCATIVA: LIMITACIONES Y DESARROLLO
La gestión educativa como disciplina presenta una resiente evolución en América Latina data desde la década de los ochenta. Desde entonces han surgido y se han desarrollado diversos modelos que a la vez representan diversas formas de entender la acción humana, los procesos sociales y el papel de los sujetos en el interior del sistema educativo.
La gestión se concibe como el conjunto de servicios que prestan las personas, dentro de las organizaciones. Por lo que en una buena gestión es necesario tener un buen esquema de administración; ó simplemente, la gestión no en un fin en sí misma, sino en un soporte de apoyo constante que responde a las necesidades de la educación como una acción educativa, en una relación dialéctica en la cual, interviene un grupo de sujetos, directivos, profesores, estudiantes y familias de los estudiantes, que toman decisiones y ejecutan acciones, también es necesario reconocer las semejanzas y de las diferencias por parte de este grupo de actores, así como, la definición de una serie de acciones concretas que conduzcan a los actores al logro de un objetivo en común. Entendiéndose además que la educación esta relacionada con el encargo social en donde, uno de los fines de la gestión educativa deberá encaminarse a transformar a los individuos y la sociedad en donde el papel del sujeto tiene un papel fundamental. El análisis de la acción se muestra así como unidad de análisis; es decir, entender lo que acontece en el mundo educativo tiene que ver con los agentes que le dan vida con sus acciones.
La gestión esta asociada a las acciones que realiza un grupo de personas orientadas por un líder o gerente. Este grupo de sujetos ejecutan una serie de acciones concretas orientadas al logro de objetivos comunes. Por tanto otra de las condiciones de la práctica de gestión educativa requiere el reconocimiento de las semejanzas y de las diferencias por parte de la comunidad educativa con el objetivo de intervenir en el ciclo de la administración en las fases de planeación, organización, ejecución evaluación y control, es pertinente que en la fase de planeación se reflexione sobre la prospectiva educativa.
El perfil del director de la escuela el cuál es básico en la gestión deberá incluir; Creatividad, poseer conocimientos sólidos del área, liderazgo, comunicar y compartir ideas, generar y demostrar confianza, dispuesto a escuchar y al dialogo, asimismo debe buscar mejorar el trabajo de equipo al liderar un proceso de toma de decisiones en donde éstas sean el resultado de acuerdos entre las partes y no de imprecisiones autocráticas.
En muchas instituciones educativas se vive actualmente una creciente crisis en la interacción entre los agentes de la educación, se cuestiona el papel del líder educativo denominado director, por ejemplo, se acusa de favoritismo, marcado interés por el dinero hecho que da lugar a coimas, agresividad verbal, represalias, maltratos, celos profesionales, egoísmo, entre otras prácticas y actitudes que descalifican a un líder educativo.
En esta situación existen dos tipos de directores. Los que son retirados de la Dirección por ser competentes, exigentes de la disciplina y los que no permiten la incompetencia ni promueven la disciplina, observándose escenas donde se pide la destitución de directores; pero no siempre los fundamentos son valederos generalmente se observa directores que han caído en el extremo de la exigencia o en el extremo de la pasividad mal entendiendo el trato y desarrollo democrático en la gestión educativa; sin embargo las observaciones al director, se han venido incrementando como en muchas otras partes del país por consiguiente se observa un deterioro de la capacidad para gestionar de manera efectiva y eficaz la educación.
Por otro lado uno de los problemas más notorios en la calidad educativa desde la perspectiva académico-profesional, radica en la deficiente formación. Esta situación se presenta porque no existe la especialidad y más aun una carrera de administración de la educación que implique la formación, selección, ejercicio, monitoreo y evaluación que el Estado debería estar obligado a planificar y ejecutar. Los programas de capacitación resultan insuficientes para satisfacer la demanda cuantitativa y cualitativa de gestores del sistema educativo a nivel nacional. En el sector privado la situación de los directivos que se contratan para conducir una Institución educativa tienen que adoptar la condición de un subalterno sumiso poniéndose al servicio del empleador y no de los principios educativos sumado al propósito mercantilista con el que actúan. La gestión de entidades educativas requiere de una formación sistemática y especializada, más allá y más arriba de la formación pedagógica inicial, que seguramente ya lo tienen los directivos pero que no garantiza necesariamente el éxito en la función directiva.
Se observa también que la ciencia y la tecnología se han desarrollado vertiginosamente; pero este desarrollo muy poco se ha incorporado al quehacer educativo ni siquiera por la exigencia de salir de la crisis educativa en la que nos encontramos; tal que hasta nos hace suponer que nuestro país posiblemente, sea uno de los que no tienen implementado algún mecanismo de control de calidad educativa; de tal manera que entre los “insumos y los productos” nadie cautela que los procesos sean desarrollados con calidad, eficiencia y eficacia; sin embargo consideramos que la Supervisión Educativa bien concebida y ejecutada, podría cubrir este vacío. Es preciso pues reiterar que la Supervisión Educativa, pese a ser una función o actividad trascendente y por lo mismo histórica, en nuestro país hasta este momento ha perdido interés de parte de los gobiernos.
En este sentido, gestión educativa se caracteriza por tener un estilo anárquico, cuyos rasgos fundamentales son la improvisación, la rutina, el desorden, el inmediatismo y el voluntarismo, el chantaje, la coacción y el beneficio propio, en desmedro de la eficiencia, la eficacia institucional y logro de los objetivos educativos. Desde una perspectiva más general, los procedimientos sustantivos del proceso administrativo de la educación como: la supervision, la administración del currículo, la evaluación pedagógica, etc. son la expresión de una realidad cultural, que está lejos del cambio, social, económico y tecnológico. Hoy en día es necesario que las organizaciones educativas diseñen estructuras más flexibles al cambio y que éste cambio se produzca como consecuencia del aprendizaje de sus miembros; éso implica generar condiciones para promover equipos de alto desempeño, entendiendo que el aprendizaje en equipo implica generar valor al trabajo y más adaptabilidad al cambio con una amplia visión hacia la innovación a fin de lograr líderes con alto sentido de compromiso para la cultura de cambio.
La deficiente y débil formación profesional de los docentes egresados de las facultades de educación y los institutos superiores pedagógicos, constituyen otro factor determinante en la caracterización del problema. Este rasgo se expresa en la baja calidad de los aprendizajes de los alumnos, consecuentemente en la decreciente calidad de la educación. Debe iniciarse por un proceso de concientización, compromiso y práctica de la cultura del cambio se debe quebrar el paradigma de la rigidez, la improvisación, la incompetencia, que posibilite cambiar significativamente de la lentitud a la celeridad, de la improvisación al trabajo planificado, de la inercia a la actividad productiva, de la monotonía a la innovación, de la reacción a la acción.
REFERENCIAS BIBLIOGRAFICAS:
- Gimeno Sacristán y otros, “La Gestión pedagógica de la escuela”. México 1991.
- Mariano César Aranda Rivera, “Liderazgo transformacional de los directores de las instituciones educativas”. Junín 2006.
- Vivian Céspedes Mora, “Gestión del conocimiento”, CLAMED. La Habana.2004.
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